Wiki Berserk
Este artículo cubre el segundo y tercer episodio publicado por la revista Animal House bajo el término "Venganza". Puede que estés buscando los episodios 2 o 3 publicados en la Young Animal).




Las Venganzas 2 y 3 "Ángeles guardianes del deseo (2)" (欲望の守護天使② Yokubō no Shugo Tenshi (2)?, tituladas "Ángel de la Guarda (2a parte)" en la traducción de Mangaline; "Guardianes de la Codicia (2)" en las traducciones de Daruma Serveis Lingüístics para las ediciones de España de Glénat, EDT y Panini; y "El Ángel Guardián del Deseo (2)" en las traducciones de Panini México y Argentina) son las publicaciones 4 y 5 del manga Berserk y las segunda y tercera conocidas por el término de "Venganza". Originalmente, fueron publicadas en dos partes en números de octubre y noviembre de 1990 de la revista Animal House, pero fueron impresas como un único episodio en volúmenes. Forma parte de la saga El Espadachín Negro.

Argumento[]

Guts reconoce como un "beherit" al extraño objeto que exhibe en un pedestal el hombre mutilado. Este pregunta si sabe qué es, pero Guts lo levanta hacía el techo estrangulándolo con su mano. Puck le pide que pare, pero Guts hace caso omiso y le pregunta al hombre quién se supone que es y de dónde consiguió esa cosa. El hombre mutilado responde que lo robó del castillo del conde, afirmando decir la verdad. Guts lo deja caer, exigiéndole que le diga todo lo que sabe sobre ello. Este se presenta como Vargas y revela que fue el médico del castillo del conde. Vargas afirma que en el pasado, el conde era una persona diferente: si bien era un gobernante cruel, aún tenía humanidad. Esto cambió siete años antes al conseguir ese objeto. Vargas describe que el conde "comenzó a descuartizar a personas vivas como si fueran muñecos", ya que las mutilaba, las abría en canal, las violaba y las devoraba, usando la "caza de herejes" para obtener más "especímenes". Incapaz de soportar ser parte de ello, huyó en secreto con su familia. Sin embargo, fueron descubiertos y encarcelados. Entonces, esa bestia lo ató, mutiló y lo obligó a ver cómo descuartizaba y devoraba a su esposa e hijos, escenario que todavía recuerda con tormento. Guts escucha atentamente y Puck se muestra traumatizado por el relato.

Guts habla de la Mano de Dios a Vargas

Guts explica que el beherit invoca a los cinco miembros de la Mano de Dios.

Entre llanto y frustración, Vargas comenta que más que furia y desconsuelo, fue presa del miedo. Habiendo consumido una droga, finge su muerte y, en el momento oportuno, huyó llevándose consigo aquel artefacto, algo que expresa fue un milagro. Desde entonces, se ha dedicado a investigar incansablemente sobre religión y ocultismo, pero no ha conseguido una pista de la naturaleza de dicho artefacto. Para sorpresa de Puck y Vargas, Guts procede a explicarlo. Se trata de una llave que abre la puerta de otro mundo que se solapa sobre el nuestro, llave que invoca demonios que han manipulado el lado oscuro de la humanidad desde la antigüedad: los cinco miembros de la "Mano de Dios".

En el castillo, Zondark se encuentra acostado en una cama siendo tratado por médicos. El hombre herido tumba el tazón de un médico y se levanta abruptamente para el terror de los demás, repitiendo que quiere "matarlo". Un médico anciano le pide que se calme, pero Zondark le aplasta la cabeza. Al palacio ingresa el conde, sus guardias y Dahl. El conde pregunta el porqué del escándalo, lo que se explica por la condición de Zondark, quien enloqueció y anda derribando todo a su paso. Zondark logra quitarse algunas de las vendas en su rostro, gritando que matará al Espadachín Negro (aunque lo dice como si le estuviera hablando a él). El conde sonríe, aunque Dahl le sugiere que se resguarde en sus aposentos. Al contrario, el conde pide que ordene desalojar a los presentes de una vez. Dahl titubea, pero el conde en tono amenazante le reafirma su orden, anunciándola el temeroso Dahl sin más. Zondark se golpea la cabeza contra un pilar hasta que el conde llega a sus espaldas y lo estrangula con su brazo. Este pregunta a Zondark si detesta al Espadachín Negro. Zondark lo afirma y declara que está dispuesto a hacer cualquier cosa para matarlo. El conde sonríe y, poniendo ahora sus manos en la cabeza de Zondark, promete que su deseo será cumplido. De su boca sale una aberrante criatura-babosa con su rostro, aterrando al capitán. El conde le índica que lo deje ingresar a su interior, lo que acepta Zondark pese a gritar de terror. Mientras los demás esperan al conde en la puerta del palacio, un guardia avisa a Dahl que uno de sus informantes asegura conocer la ubicación del Espadachín Negro. Dahl ordena que envíen treinta hombres al lugar, pero el conde lo interrumpe, declarando que se pierde el factor sorpresa si envían a unos cuantos. Además, declara que -tomando de ejemplo lo sucedido esa tarde- sin importar cuántos soldados de a pié envíen, no serán capaces de detenerlo, anunciando que tiene un mejor plan. En ese instante, Zondark sale del palacio. Los guardias y Dahl notan atemorizados su aura y aspecto inhumano, habiéndose alterado su tez y adquirido colmillos en zonas donde normalmente no habría. El conde proclama a Zondark que puede dar rienda suelta a su rencor. Zondark sonríe y empieza a reír desconcertantemente, tal como si fuera un monstruo.

En el laboratorio de Vargas, Guts se encuentra sentado postrando sus pies en una mesa. En ella, Puck observa detenidamente el beherit ahora colocado allí, considerando que está muy bien hecho. El travieso elfo intenta imitar el rostro del extraño artefacto, le toca un párpado y le da una palmada en la punta. Puck se arrecuesta en él, declarando no creer lo dicho por Guts, ya que este no hace ni una mueca. Puck voltea a mirarlo, diciendo que al verlo detenidamente tiene un aspecto asombroso, aunque no cae en cuenta que el beherit abre un ojo. Puck voltea y trata de convencerse que es arte, pero justo en ese momento recuerda que el beherit abrió su ojo, saltando del susto. Guts recalca al elfo que no es una obra de arte, ya que está vivo. Puck le recrimina entre insultos por no habérselo dicho antes de tocarlo. Guts responde que de todas formas en ese estado es inofensivo, aclarando que es más un tipo de herramienta. Puck pregunta cómo invoca a la Mano de Dios, respondiendo un molesto Guts que, de saberlo, no estaría envuelto en todo ese embrollo. Sin más, Puck voltea a ver el beherit, el cual reacciona abriendo su ojo nuevamente. Por su lado, Guts pregunta a Vargas cómo consiguió el conde dicho beherit. Vargas explica que en una ocasión, el conde pasó a comprarlo a una caravana de comerciantes que pararon por el castillo. Ninguno de ellos sabía qué era, sólo se limitaron a decir que lo consiguieron en un mercado de antigüedades de un pueblo oriental. Cambiando de tema, Vargas muestra un mapa a Guts, indicándole una ruta de escape del castillo poco conocida, asegurando que podría ingresar al recinto interior de salir todo bien. Vargas lamenta no poder acompañarlo por su condición, implorando que se vengue por él. Al recibir contacto de este en sus hombros, Guts enfurece y lo patea exigiendo que no lo toque. Puck se molesta pero Vargas no reacciona. Guts se levanta y le dice que le enferma y que no lo vuelva a tocar de esa forma, recalcándole que él también luce como un monstruo. Puck agarra de su prenda a Guts y pregunta furioso por qué siempre tiene que hacer daño a los demás, pero Guts le golpea el trasero con su dedo. Vargas expresa que le da igual cómo lo trate con tal de que mate al conde. Puck siente lástima, mientras que Guts intenta actuar de modo distante. No obstante, Guts aclara a Vargas que matará al conde, pero no porque pretenda vengarlo.

Repentinamente, Guts ordena a los demás mantenerse en silencio, sintiendo la presencia de algo. Al instante, alguien irrumpe en el laboratorio, destruyendo la puerta y un pilar. Para su sorpresa, se trata de Zondark, a quien creían debilitado. Este arremete rápidamente contra Guts. El guerrero se defiende del ataque con su espada, pero el impacto es tan potente que le empuja contra un estante. Guts siente el sangrado en su estigma, comprendiendo que Zondark ya no es humano. Zondark lo insulta y, estando a punto de atacar, le afirma que lo despedazará. Puck se preocupa, pero Guts rápidamente cercena el brazo armado del ahora inhumano capitán.

Regeneración de Zondark

Zondark genera un nuevo brazo.

No obstante, una aberrante masa emerge de la herida, simulando ser un nuevo brazo mucho más largo. Zondark toma su nueva hacha con este y se dispone a atacar a Guts mientras dice repetidamente "matar". Puck se esconde en una calavera y Guts toma una postura más combativa para sorpresa de Vargas. No obstante, a Guts le cuesta defenderse de los ataques del alargado brazo de Zondark. Mientras Zondark destruye todo a su paso, Vargas y Puck caen al suelo. Puck se asusta al ver que unas tablas rotas estaban por caerle encima, pero Vargas recibe el impacto por el elfo. Puck se conmueve por el acto del ex-médico, pero pronto lo aprieta para salvarse ambos de un ataque de Zondark. Vargas observa que este monstruoso hombre blande su hacha como un látigo, a velocidades imperceptibles para el ojo humano, expresando que a ese paso despedazará a todos. Puck tiene la misma observación, aunque agrega que Guts de hecho está esquivándolos con su espada. Aunque su mano sangra, Guts logra acercarse a Zondark, cercenándole el otro brazo. Antes de que este pudiera generar otro y contraatacar, Guts le taja parte de su cabeza. No obstante, recibe un potente hachazo en su espada que lo empuja más o menos lejos. Guts se alivia al ver a este aparentemente derrotado. Los demás quedan atónitos, en especial Puck, quien observa mentalmente que, aunque sabía que Guts era asombroso, juzgó mal al pensar que era alguien que blandía su espada a lo bruto, pues ha demostrado que tiene maestría como espadachín.

Aunque permanece inmóvil, Zondark sigue respirando con un gesto desconcertante, lo que comenta con disgusto y sorpresa Puck. De la herida en su cabeza emerge el monstruo-sanguijuela del conde. Este elogia al Espadachín Negro por sus capacidades pese a ser un mortal. Vargas reconoce dudoso al "conde", quien lo saluda y reconoce con seguridad. Al instante ambos se percatan del beherit. Vargas se apresura en agarrarlo y el "conde" afirma que sabía que "fue él" (en referencia a haberlo robado). El "conde" declara a Vargas que espere un poco y que con gusto continuará lo de hace siete años una vez acabe con su adversario. El "conde" elogia a Guts para ser un humano, pero clama que precisamente la humanidad de Guts determina su límite. Estando a punto de atacar a Guts, derrumba accidentalmente el soporte del techo con sus largas manos, cayéndole encima. Guts queda algo aturdido por el derrumbe, pero al instante Vargas le ordena seguirlo a su ruta de escape subterránea.

Vargas es atrapado por el Conde

Vargas es atrapado por el conde-parásito.

Mientras huyen, el laboratorio se incendia por la caída de las velas, y los habitantes del condado se percatan del incendio. Desde una alcantarilla, Guts y compañía salen debajo de un puente, quejándose Guts y Puck de la apestosa ruta. Puck se pregunta si el Zondark-conde habrá muerto. Vargas pregunta a Guts si "eso" era el conde. Guts lo niega, afirmando que más bien es como un alter ego que parasitó a Zondark en cuerpo y mente. Guts anuncia a Vargas que desde ahí se separarán, pidiendo el beherit como recompensa por matar al conde, además de considerar que de todas formas es inútil en sus manos. Vargas lo piensa, pero Guts se lo arrebata antes de siquiera responder, lo que reclama Puck. Mientras Guts se retira, Puck y Vargas se despiden, deseando mutuamente que se cuiden. Puck le dice que, pese a haberlo considerado aterrador, es una buena persona, disculpándose por confesar su prejuicio. Estando a punto de marchar, Puck voltea y expresa que la gente debería seguir viviendo. Aunque admite no saber mucho de la vida, considera más importante ocuparse sobre el futuro que vengar el pasado. Puck duda de sus palabras, pero Vargas considera que tiene razón. Entonces se despiden definitivamente y Vargas considera que no puede permanecer más en ese lugar. Mientras se retira, es atrapado por los tentáculos del conde-parásito, quien resultó haberlos seguido.

En un callejón, Puck recrimina a Guts por su comportamiento grosero y apático, considerando que al menos debió llevar a Vargas a un lugar seguro. Guts no responde, preguntando por qué, si Vargas le ayudó a huir, le facilitó la ruta de infiltración al castillo e incluso le entregó el beherit. Guts afirma que pudo haber logrado todo eso por su cuenta, salvo lo del beherit, considerándolo tan valioso como para habérselo quitado a la fuerza de ser necesario. Puck cuestiona su actitud, ya que a su juicio, ambos quieren destruir al conde y por ende son aliados. Guts mira con incomodidad al elfo y se burla de él por sugerir que pudieran ser aliados, recordándole que "ese gusano" le había suplicado. Añade que "ese inútil" actuaba como si fueran amigos, y sospecha que lo terminaría arrastrando consigo. Puck se contiene, añadiendo Guts que también aplica para él, lo que lo hace llorar de frustración.
En la entrada de otro callejón, Guts se detiene un momento y pide a Puck mantenerse en silencio. Allí, unos ciudadanos hablan de que habrá otra ejecución, lo que preocupa siendo que hubo una hace poco. Uno de ellos explica que, al parecer, se trata de un amigo del sujeto que causó conmoción en el patíbulo, asegurando haber escuchado que quieren usarlo como escarmiento. Guts se muestra inquieto y molesto ante esto, retirándose rápidamente. Puck se muestra preocupado, intentando comunicarse sin éxito con Guts.

Guts considera sus semejanzas con Vargas

Mientras se arma para infiltrarse al castillo, Guts considera sus semejanzas con Vargas al saber que lo van a ejecutar.

Más tarde, Guts y Puck se encuentran en una casa en ruinas algo apartada del condado. Mientras Guts prepara su ballesta y brazo mecánico. Puck intenta comunicarse con él, pero no responde. Ni con un grito logra desviar la atención del guerrero hacía él, por lo que Puck avisa que no le preguntará de nuevo y que echará un vistazo por su cuenta. Puck se retira entre lágrimas mientras que Guts, que pretendía ignorarlo, empieza a reflexionar al ver su brazo izquierdo mutilado. La imagen de Vargas se le viene a la mente, tocándose su tuerto ojo derecho recordando que Vargas tenía destrozado el lado derecho de su rostro. Guts recuerda que este le dijo que el conde lo había mutilado, devorado y obligado a ver cómo devoraban a su familia. Al tocarse el estigma recuerda la frustración y tristeza de aquél hombre al confesar que fue presa del miedo, recordando por consiguiente cuando suplicó que le vengara. Frustrado, Guts golpea la pared con un solo y potente puñetazo, derrumbando parte de la misma. Frente a la entrada del castillo, una multitud se encuentra frente al patíbulo para observar la ejecución de Vargas. El conde saluda a Vargas como un viejo conocido, comentando que han pasado siete años desde entonces. Vargas murmura algo, diciendo el conde que no le mire así, y proclama que, aunque habitualmente lo interrogarían, ha decidido que directamente lo ejecutarán, por lo que debería estar agradecido. Dahl informa al conde que no se encuentra por ningún lado el objeto que mencionó. El conde entonces asume que lo debe tener el Espadachín Negro.

Puck observa el escenario desde un poste, preguntándose desesperado qué debe hacer. Al ver a Guts, Puck se apresura hacía él con esperanzas de que vendría a ayudar, sorprendiéndolo. Puck lo saluda contento, urgiéndole a ayudar a Vargas. Con una sonrisa nerviosa y su habitual socarronería, Guts aclara que está equivocando y que sólo vino a ver su ejecución. Guts le índica ver detrás de la puerta del castillo, aclarando que es una trampa y que tan pronto llegue al patíbulo cientos de soldados se lanzarán en su contra. Guts pregunta si acaso cree que es tan gentil como para arriesgarse por él, haciendo titubear al elfo. Guts señala que si le preocupa tanto, debería salvarlo él. Puck afirma no poder hacerlo solo, por lo que Guts le pide entonces que se calle. Guts añade que lo mismo aplica para Vargas, un simple humano incapaz de blandir una espada, pareciéndole absurdo que intentara siquiera retar a ese monstruo. Añade que la ambición tiene un precio, y dicho precio es muy alto: la muerte. Guts concluye que la recompensa de una ambición tan grande es la autodestrucción. Puck se retuerce de dolor al sentir nuevamente las emociones negativas de Guts, comparando el ardor que le genera como lava negra. Puck las describe como oscuras y violentas emociones, como odio a sí mismo y destrucción, preguntándose si eso es la fuente de su fuerza. Vargas es postrado ya para ser decapitado, comentando Guts que los debiluchos han de vivir como tales. Puck pregunta a Guts si acaso tiene miedo. Esta pregunta impacta a Guts, pero la evade preguntando de qué habla. Puck comenta que Vargas retó a enemigos que no podía derrotar, preguntando a Guts si acaso temía por Vargas. Así mismo, afirma que teme admitir que al igual que Vargas, lucha una batalla perdida, y que es como él. Guts lo niega con su habitual tono socarrón, pero Puck pregunta desesperado por qué vino entonces si se supone que no le importa y que tanto parece odiarlo. Guts lo aprieta con una mano, diciéndole que habla mucho, como si fuera un humano. Sin embargo, su gesto cambia al ver al elfo llorando, lo que este aprovecha para morderle la mano y zafarse. Puck insulta a Guts con palabras y gestos ofensivos (como sacar la lengua y estirar la parte baja de un párpado mientras se nalguea). Guts golpea la pared y lo insulta de regreso mientras este se retira. Recordando la expresión triste del elfo, Guts se pregunta si debería sentir compasión.

Espíritus intentan poseer a Guts para vengarse del Conde.

Espíritus intentan poseer a Guts para vengarse del conde.

Aproximándose al patíbulo, Puck tiene un fuerte dolor de cabeza al sentir la histeria (miedo, rabia, tristeza, culpa) de las personas que le rodean. Estando a punto de ser decapitado Vargas, Puck voltea a ver a Guts, quien le mira con un gesto burlesco. Enojado, Puck se pregunta si debería actuar, lo que termina haciendo para sorpresa de Guts, Vargas y el conde. Puck impacta contra el filo de la hacha del verdugo, pero queda noqueado. El verdugo, extrañado, agarra al peculiar elfo, quien quedó inconsciente con un gesto un tanto chistoso. El conde urge a sus verdugos a proseguir, pero Vargas expresa que será una pena no poder disfrutar de verlo cuando se esté ahogando con su propia sangre. El conde pregunta qué dice, afirmando Vargas que la muerte lo arrastrará al infierno por cientos de almas de difuntos. El conde, confiado, dice que es un sinsentido e indica al verdugo que lo mate. Entre llanto y desesperación, Vargas suplica al Espadachín Negro que ofrezca la cabeza de ese demonio ante ellos. Guts se muestra severamente afectado ante la ejecución. La multitud se muestra conmocionada mientras el verdugo exhibe la cabeza de Vargas. Guts se retira del lugar agobiado, sintiendo repentinamente dolor en su estigma, provocado por la aparición de la inquietante criatura demoníaca que se asemeja a un feto deforme. Guts lo reconoce con temor, pero se aterra y sorprende más al ver que su cabeza asimiló la forma de la de Vargas. El ser se desvía a un pasillo y Guts decide no seguirlo y tomar la ruta contraria. Por otro lado, el conde expresa mentalmente que después de todo no se personó el Espadachín Negro, considerando que actuó bien. Desde lo alto del castillo, una muchacha de cabello negro observa lo acaecido desde la ventana de sus aposentos.

Al anochecer, dos soldados sin armadura trasladan el cadáver de Vargas a una fosa común algo retirada del condado. Uno de cabello oscuro se queja de tener que hacer esa labor, mencionando que los cadáveres empiezan a salirse de la fosa (por la cantidad inmensa que hay). El otro de cabello claro toma la cabeza de Vargas y se burla al considerarlo estúpido por desafiar el conde. Sin embargo, la expresión de su rostro le incómoda e inquieta, urgiendo que terminen su labor y se retiren del lugar. Entonces, es acechado por la intimidante presencia de Guts y, momentos después, los dos soldados yacen muertos mientras Guts observa la cabeza de Vargas y reflexiona sobre su mirada llena de resentimiento, prometiendo hacerlo mejor. Al instante, Guts siente dolor en su estigma y presencia espíritus acercándose a él, tomando algunos los cadáveres presentes. Estos se aquejan de sus dolencias, como su falta de piernas, cabeza u ojos, clamando querer la cabeza del conde. Guts se prepara para su habitual lucha nocturna, pero varios espíritus se aferran a él clamando sobre su rencor e ir con él. Guts se resiste pero es poseído, aunque momentáneamente dado a su fuerte voluntad. Aún así, Guts se derrumba y escupe afectado por esto. Guts responde a los espíritus gritando que no es como ellos, ya que están muertos y para él no son más que escoria sin importancia, exigiendo que se larguen, ya que esta es su lucha, la de alguien de sangre y huesos. Encaminándose rumbo al castillo, Guts piensa que lo que dijo es cierto, que lo hará por su cuenta, que matará al conde con su propia sangre y huesos.

Personajes[]

Otros[]

Navegación[]

Episodios de El Espadachín Negro
Volumen 1
"Espadachín Negro" · "Estigma" · "Ángeles guardianes del deseo (1)"
Volumen 2
"Ángeles guardianes del deseo (2)" · "Ángeles guardianes del deseo (3)"
Volumen 3
"Ángeles guardianes del deseo (4)" · "Ángeles guardianes del deseo (5)" · "Ángeles guardianes del deseo (6)"