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Este artículo cubre el segundo episodio publicado por la revista Animal House. Puede que estés buscando las Venganzas 2 y 3, o el episodio 2 (publicado ya en Young Animal). |
"El estigma" (烙印 Rakuin?, titulado igual en las traducciones de Daruma Serveis Lingüístics para las ediciones de Glénat, EDT y Panini en España; "El estigma del condenado" en la traducción de Mangaline; y "La marca" en la traducción de Panini México y Argentina) es la publicación 2 del manga Berserk y la segunda que ni es una venganza ni episodio. Apareció en el número de enero de 1990 de la revista Animal House y forma parte de la saga El Espadachín Negro.
Argumento[]
Una noche, en medio de un bosque, unas voces atormentan a Guts -quien se encuentra herido con rasguños en los brazos y mejilla izquierda- clamando que no podrá escapar de ellos. Varios espíritus malignos salen de los árboles y se abalanzan hacía Guts, quien al instante toma su espada para defenderse.
A la mañana siguiente, Puck viaja por el bosque montando un pájaro. Ambos aterrizan en la rama de un árbol, agradeciendo Puck por su servicio. Allí, el elfo se muestra frustrado al no conseguir a Guts, preguntándose cómo lo pudo perder de vista si sólo hay un camino. Sin más, se pregunta si lo devoraron los lobos. La rama en la que se apoyaba Puck se rompe repentinamente, cayendo cómicamente al suelo. Quien la rompió fue Guts al caer de rodillas por el agotamiento. Al levantarse Guts, Puck lo saluda y Guts lo reconoce enseguida. El elfo pregunta al espadachín qué se supone que le pasó, si acaso lo atacaron los lobos. Además, nota que sus heridas anteriores se han vuelto a abrir, observando que cada vez que se encuentran está más y más destrozado, ofreciéndose a curarle nuevamente sus heridas. Guts lo toma de sus alas delanteras y, con un tono arrogante, pregunta al "pequeñajo" por qué sigue por ahí. El elfo insiste en que lo llame por su nombre. Tras un incómodo silencio, le confiesa que le es interesante todo ese tema de los "seres demoníacos", ya que según él es algo que normalmente sólo se ve en mitos o poemas épicos. Guts nota sarcásticamente que se lo dice él, que es un elfo. Puck se figuró que si lo seguía podría ver todo tipo de cosas geniales. Guts lo arroja a un charco, enfureciéndose Puck. Guts le afirma que no está de humor para llevar mascotas, lo que enfurece más a Puck, ya que nunca pidió hacerlo. Guts añade que no le agradan los elfos, a lo que un confuso Puck pregunta por qué. Guts responde que es porque son débiles. Guts expresa que los elfos son unos inútiles que no paran de hablar y dar vueltas como moscas alrededor de la gente, deseando querer aplastarlos. Acto seguido pisa con fuerza el charco, haciendo que el elfo de una vuelta dentro del charco y se empape más. Mientras Guts se retira con una sonrisa, Puck lo insulta.
Más tarde, mientras Guts viajaba durante una intensa lluvia, un hombre que conduce un carromato le ofrece viajar en este. Guts se niega, pero el hombre insiste en que suba uno más no supondrá diferencia alguna. Guts rechaza la oferta nuevamente, diciéndole que "no soporta a los curas" (siendo que el hombre viste ropas semejantes a las de un monje). Aún así, el hombre sonríe y le responde que es mejor que resfriarse Guts responde que lo dice por su bien, advirtiendo que es perseguido por espíritus. El hombre se sorprende ante esa advertencia, pero se echa a reír, declarando que no se preocupe, porque Dios y un "espíritu de fortuna" están con él. Esto último capta la atención de Guts, pero resulta que se trataba de Puck, quien le saluda con un gesto ofensivo mientras se encuentra encima de una muchacha. El hombre sigue insistiendo y, sin más, Guts acepta, pensando que poco le importa lo que les ocurra. Cuando Guts entra, siente un fuerte dolor. Se trata del estigma reaccionando a la presencia de varios entes de ojos brillantes ocultos en los árboles. Mientras Guts se seca con un pañuelo, un molesto y fastidiado Puck exclama a Guts que llegó antes que él y que esta vez no tiene derecho a quejarse. En respuesta, Guts arroja el pañuelo al elfo. Al instante se acerca la muchacha que acompañaba al hombre del carromato. Esta, algo avergonzada y atraída por el guerrero, le ofrece vino casero para que entre en calor. Mientras Guts bebe, el elfo pide desesperadamente que le den también, por lo que Guts le arroja la cantimplora.
La muchacha pregunta a Guts por sus terribles heridas, reafirmando Guts que fue mordido por espíritus malignos. El hombre exige a Guts que no asuste mucho a su hija, cambiando de tema preguntando si esa arma gigantesca que tiene es un tipo de espada. Guts responde sarcásticamente que puede usarse como plancha. El hombre expresa jocosamente que con ella podría cortar a la mitad a un caballo. Un algo ebrio Puck comenta a Guts entre insultos que mejor monte una parrilla ambulante, respondiendo Guts con una patada al barril donde yacía el elfo. El hombre deduce que Guts es un mercenario al observar su aspecto, cosa que no contradice Guts. El hombre comenta que no respeta mucho dicha profesión porque es matar para cobrar por ello. En respuesta, Guts afirma que por ello no soporta a los curas. Entonces, el hombre cuenta la historia de su joven sobrino, que se convirtió en mercenario y murió cinco años atrás, como otro soldado raso sin nombre. El hombre se lamenta de lo tonto que considera que fue, ya que de seguir vivo pudo haber tenido su propia familia y disfrutado de cierta felicidad. Guts pregunta qué hay de malo en ello, pues hizo lo que deseaba y murió por ello, añadiendo que fue afortunado. Esta respuesta capta la atención en especial de Puck. Guts añade que tras la muerte se acaba todo, pues "no hay nada más allá".
Es entonces que decide dormir un poco. La tímida y azorada muchacha pone una manta a Guts con el pretexto de que "no se resfriase". Al dormirse Guts, la muchacha sonríe, mira a Puck y se apoya alegremente de sus rodillas, gesto que incómoda al elfo. Mientras tanto, Guts tiene una pesadilla. En ella, está desnudo y se ve atrapado en un estrecho pasillo creado por dos altos muros de piedra. El pasillo no tiene techo, y un ojo gigante lo observa desde lo alto. Guts se encuentra huyendo de un ente detrás de él. Al hacerlo, su estigma comienza a sangrar y escucha voces maliciosas como las de los espíritus de la noche anterior. Repentinamente, Guts se clava en el pie una de varías flechas enterradas en el suelo, siendo incapaz de liberarse antes de que el ser detrás de él lo alcance. Mientras más se acerca, Guts pierde inexplicablemente su brazo mecánico. Este ente se trata de una versión gigante de la criatura parecida a un feto que vio en la celda de la prisión. Justo cuando la criatura se acerca aún más, Guts despierta.
Instintivamente tomando su daga, Guts apuñala a una pequeña criatura en su cara y la arroja al barril donde dormía Puck. Este despierta y lo primero que ve es a la extraña criatura muerta a su lado, gritando y dando vueltas como reacción. La muchacha se levanta por el ruido y se horroriza al verla. El padre de la muchacha pregunta consternado qué se supone que es. Guts explica que se trata de un íncubo, una criatura que se alimenta del miedo de las personas induciéndoles pesadillas. El hombre pregunta si eso significa que lo que dijo antes era cierto, por lo que Guts pregunta sí le está diciendo que cree en Dios pero no en espíritus malignos. Puck pregunta de dónde salió la criatura, a lo que Guts responde crípticamente que se debe al estigma que tiene marcado. El gesto socarrón de Guts cambia cuando, al tocarlo, se percata que está sangrando. La noche ha caído y Guts sale, exigiendo a los confusos viajeros que permanezcan dentro del carromato. Guts explica que los íncubos surgen del semen y la sangre de quienes al morir estaban llenos de odio y rencor. Por ello, deduce que cerca habrá cadáveres de bandidos o similar, los cuales usarán para atacar. De repente, los caballos se agitan, y la muchacha salta del carromato para calmarlos. Antes de que Guts pueda acercarse a ella, una lanza emerge del suelo y la empala desde el abdomen, matándola. Ante tal tragedia, su padre grita su nombre, "Collette". Decenas de esqueletos poseídos por espíritus se han levantando de la tierra. Guts, que deduce que están en un lugar donde tuvo lugar una batalla, arroja cuchillos a algunos esqueletos. Puck dice a Guts que es absurdo intentar matar algo que ya está muerto, instándole a que huyan. Guts le responde que si quiere lo haga por su cuenta. Puck insiste en que es absurdo luchar porque hay una abrumadora cantidad de esqueletos. Guts responde que "ya está acostumbrado", comenazando a masacrarlos con su espada.
Puck se muestra asombrado por cómo lucha Guts sin importarle que sus adversarios estén vivos o muertos. Entonces, un grito desgarrador del hombre proveniente del carromato asusta a Puck. Este intenta comunicarse con el hombre, pero ve a Collette de espaldas. Horrorizado, llama a Guts, quien exclama al elfo que está ocupado. Pronto, Guts queda en shock al ver el cuerpo poseído de Collette cargando la cabeza de su padre, a quien decapitó con una vieja espada. Esta desciende del carromato y se acerca a Guts. Este piensa por un momento en la que fue una alegre niña y, pese a las advertencias de Puck, el cadáver reanimado clava su espada en el estómago de Guts. Este levanta su espada con un solo brazo y parte el torso de la chica, lanzándolo por los aires. Vomitando, Guts reanuda su feroz batalla contra los esqueletos hasta que llega el amanecer.
Mientras Puck llora sentado sobre una rama, Guts apenas se mantiene en pie, apoyándose en su espada. A medida que los espíritus se disipan, Puck revolotea hacia Guts para decir que las muertes de Collette y su padre no fueron su culpa. Guts comienza a reírse, diciendo que ya se lo dijo: quienes no pueden sobrevivir involucrándose en batallas ajenas son idiotas. Además, agrega que si uno siempre anda preocupado por pisar las hormigas debajo suyo, no podrá caminar. Repentinamente las voces de los espíritus atormentan a Guts, afirmando que no puede huir de ellos, que donde sea que esté lo encontrarán, que siempre lo están observando y que su sangre, órganos, huesos, rabia, tristeza, dolor e incluso miedo le pertenecen mientras tenga ese estigma. Guts se molesta cada vez más mientras intenta sin éxito ordenar que se callen, hasta que hace uso del cañón en su brazo mecánico y dispara por frustración. Las voces cesan, y Guts se da la vuelta, seguido de cerca por Puck, quien reflexiona tristemente sobre el mundo de Guts.
Personajes[]
- Guts
- Puck
- Adolf (primera aparición)
- Collette (primera aparición)
- Niño demoníaco (en pesadilla)
Otros[]
Curiosidades[]
- El padre de Collette es llamado Adolf en la serie anime de 2016.
- El título de Mangaline "El estigma del condenado" utiliza el nombre completo del estigma en las ediciones españolas de la misma editorial y las de Glénat/EDT/Panini.
- En japonés, cuando el padre de Collette pregunta a Guts sobre la Matadragones, este responde que serviría para cocinar teppanyaki, y Puck pregunta a Guts por qué no abre un restaurante de okonomiyaki ("鉄板焼きに 使えないことも ないけどな" "お好み焼き屋でも始めれば?")
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