"El castillo" (城 Shiro?, titulado igual en las traducciones de Daruma Serveis Lingüístics para las ediciones de España de Glénat, EDT y Panini y en la traducción de Panini México y Argentina) es el episodio 77 del manga Berserk. Apareció en el número 08 de 1996 de la revista Young Animal, publicada el 12 de abril. Forma parte de la saga La Edad de Oro.
Argumento[]
Guts desciende del gigantesco altar de rostros en forma de mano, mientras sus compañeros de la Banda del Halcón observan horrorizados el macabro paisaje y los centenares de apóstoles desatados a sus alrededores. Estos apóstoles repiten ante sus próximas ofrendas "ceremonia de la rendición demoníaca". Casca apenas puede procesar lo que está pasando. Preocupado, Guts intenta escalar el altar aferrándose de los rostros con su mano y cuchillo. Encima de este, se encuentra un perplejo Griffith. El ángel alto pregunta al Halcón si alguien como él tiene miedo de entes sobrenaturales como ellos o quizás, del futuro que le deparará. El ángel diminuto le aclara que antes de ahondar en el futuro, regresarán a su pasado, donde él podrá saber qué es, aclarando también que lo que está por ver no es una ilusión, ya que es la realidad de su consciencia materializada en ese plano dimensional.
Allí, Griffith, nuevamente como un infante, se encuentra corriendo por los callejones como solía hacer. Confundido por la ausencia de sus compañeros -con quienes había acordado ir a ver el castillo- decide ir solo. Griffith se pierde en el camino, encontrándose a una hilandera. El niño pregunta el camino hacía el castillo, señalándolo esta, comentándole al niño -mientras se retira- que sus compañeros lo esperan allí. Entretanto, Griffith llega al lugar, aunque todo está completamente oscuro. Confuso, intenta llamar a alguien, pero pronto, al notar que pisó una mano, se da cuenta que está sobre una pila de cadáveres. Griffith corre horrorizado, pero se tropieza y se mancha con la sangre de los cuerpos. Ante los gritos del Halcón, la mujer aparece quejándose de su escándalo. El Halcón le dice que todo están muertos, lo que afirma saberlo desde el principio la hilandera. Griffith le recrimina por mentirle, pero esta le aclara que ese es el único camino, suponiendo que el que desea alcanzar "el castillo" debe pasar por encima de los cuerpos de los caídos, o de lo contrario, terminará como uno de ellos. Esta señala a un niño que dice ser su amigo, el niño que quería ser caballero. El niño aborda al Halcón, diciéndole que le parece fantástico que quiera alcanzar al castillo para convertirse en rey, comentando que quiere ser caballero. El niño le entrega su juguete al Halcón, pidiendo que lo acepte como un caballero a su servicio. Griffith rechaza la propuesta, respondiendo al insistente y confuso niño que, de hecho, está muerto, apareciendo entonces el niño con la flecha que le arrebató la vida. Otros miembros descompuestos de la Banda del Halcón sugieren que los lleve con él, que lucharán a su lado y contarán con su sueño, que juntos podrán luchar por el castillo, anhelando ver el reino que él construirá, pidiendo uno -levantando la bandera de la Banda del Halcón- que los deje servir y luchar bajo su estandarte.
Griffith, exaltado, les recalca no lo hará, que no puede y que ellos jamás podrían alcanzar el castillo porque están muertos, rompiendo en llanto. La hilandera reprocha su actitud, preguntando si acaso no fue él quien los trajo allí, añadiendo que si nunca hubiese dicho que iría allí, nada de eso hubiese pasado. Abrumado, Griffith afirma que no obligó a nadie a seguirlo. Esta proclama que le escuche con atención: el camino que ha tomado está hecho de los cadáveres de esos muchachos, y añade que es gracias a gran cantidad de ellos que ha llegado tan lejos. Entonces, le hace saber que deberá apilar muchos más cadáveres si de verdad quiere llegar al castillo. Ante el miedo y duda del Halcón, la mujer le advierte que no puede arrepentirse, ya que de hacerlo, se convertirá en uno de ellos, haciéndole saber que sus manos se están descomponiendo. Griffith grita al percatarse de ello, notando a su vez la descomposición de sus piernas. La mujer mayor le grita que no debió haber venido ahí si se arrepentiría, echándole en cara que ese lugar no es para él, preguntando por qué no le bastó con observar el castillo desde los callejones. Griffith responde no saberlo, regañándolo la señora y recalcándole que debió saber la clase de lugar al que se dirigía. Griffith reflexiona sobre ello, que él sabía las consecuencias y lo hizo, caminó sobre los cuerpos de sus camaradas para llegar allí, recordando cuando Guts le preguntó por qué dudaba de sus acciones si acaso no era parte de su sueño. La hilandera -quien realmente resultó ser el ángel diminuto y el gordo disfrazados- urge a Griffith a apilar los cadáveres antes de convertirse en uno, ya que no tiene otra opción. Griffith carga y apila el cadáver del niño mientras reflexiona que no puede decir nada a los muertos, por qué arrepentirse de sus acciones ahora, si ese fue el camino que tomó para su objetivo, comprendiendo que si lo hace, si siente culpa, todo habrá sido en vano. Entonces, ambos regresan al presente, confirmando el ángel diminuto quién es el Halcón.
Personajes[]
- Guts
- Void
- Slan
- Ubik
- Conrad
- Griffith
- Apóstoles
- Banda del Halcón
- Corcus
- Judeau
- Pippin
- Casca
- Hilandera (Ubik y Conrad, consciencia de Griffith)
- Aprendiz de guerrero (consciencia de Griffith)